¿Quiénes son los verdaderos hijos de Abraham?

Hablar de este tema es interesante por el hecho de que han surgido diversas ideas sobre la relación entre el pueblo de Israel del Antiguo Testamento, los judíos de la actualidad y la Iglesia.

De hecho muchos cristianos han negociado gran parte de su identidad con Dios al conceder a los judíos actuales una posición de inmunidad espiritual, es decir que los ven como un pueblo que no requiere de Cristo para salvación al ser ellos los herederos de las promesas dadas por Dios a Abraham.

Y así como hoy batallamos con las herejías de los mesiánicos, en el primer siglo la Iglesia hacía lo propio con los ebionitas. A tal grado afectó esto, que iglesias como las de Galacia se veían seducidas por los engaños de quienes les decían que no serían verdadero pueblo de Dios a menos que se circuncidaran y guardaran la ley.

Por tal motivo se llevó a cabo el concilio en Jerusalén, y el apóstol Pablo escribió la carta a los Gálatas. Pues el problema de la Iglesia ha sido no entender la verdadera armonía que hay entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Y por lo tanto es necesario que nosotros estudiemos con diligencia tal relación. No vaya a ser que al orar por la paz de Jerusalén lo hagamos por la Jerusalén terrenal que es esclava (del pecado) y da hijos para esclavitud.

Por lo tanto prestemos atención a la Palabra de Dios que nos dice que los descendientes de Abraham no lo son según la carne, sino según la promesa, y que las promesas fueron dadas a Abraham y a su simiente, refiriéndose a Cristo, no a “sus simientes”. Por lo tanto los que somos de la fe de Abraham somos descendientes de Abraham, por haber sido renacidos en Cristo.

¿Y qué significa todo esto? Que así como Abraham fue llamado por Dios, no siendo el mejor candidato para ser heredero de la promesa, puesto que él y su esposa no podían tener hijos, razón por la cual su dependencia en Dios sería completa, así también Dios nos ha llamado a nosotros, no siendo lo mejor del mundo, para así avergonzar la soberbia del mundo.

Y de esto aprendemos que Dios es el que llama, pues él es el que se está formando un pueblo para sí. De este modo es como Dios manifiesta su gloria a través de su pueblo.

Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra.

Deuteronomio 7:6