La verdadera lucha del Cristiano
- J. D. Amador Maldonado
- 20 feb 2015
- 2 Min. de lectura

¿Es verdad que hay una lucha en la cual estamos involucrados como cristianos? ¿Cómo es en realidad esta lucha?
Hoy en día es común escuchar todo tipo de ideas acerca de este tema, desde aquellos que consideran al diablo como una mera ejemplificación del mal, y por lo tanto un ser irreal; hasta aquellos que ven al diablo y a los demonios en cualquier objeto o situación.
Y ya que sobre este tema se ha escrito mucho, nosotros como creyentes en Cristo reconocemos a la Biblia como nuestra única regla de fe. Y por lo tanto estamos convencidos que todo lo que debemos saber de este tema está contenido en la Biblia.
Y aunque teorías y discusiones van y vienen, el gran error que muchos cometen sobre este tema se debe a un concepto equivocado del pecado, de Dios y de la vida cristiana.
Ahora bien, la Biblia nos dice que Dios es omnipotente y eterno, el diablo es una criatura, y por lo tanto es finito. También nos dice que es el pecado en el ser humano lo que le lleva a pecar. Si tenemos estas bases podemos entender lo que la Biblia nos enseña sobre la lucha espiritual.
Es verdad que tenemos un adversario, es verdad que el pecado nos hace batallar, pero también es verdad que Cristo ha muerto para darnos una nueva vida, y aunque esta nueva vida mantiene una lucha constante con nuestra naturaleza dañada por el pecado, estamos siendo transformados para llegar a ser como Cristo.
Así que debemos entender la guerra espiritual en función de la carrera que corremos para llegar a la meta, es decir, para llegar a ser como Cristo. Y no en base a una lucha por ganar más ciudades o personas, o puestos de privilegio o un mejor nivel de vida, mediante la expulsión y reprensión de las potestades del lugar.
Debemos entender que el diablo, al haber sido creado por Dios, no puede hacer más de lo que Dios le permite hacer, y no son los demonios los que hacen pecar a las personas, sino su propia concupiscencia, o pasión.
Esto nos enseña que tenemos una responsabilidad, vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, pues no podemos culpar a otros por nuestra vida espiritual.
Porque éste es el amor de Dios: que guardemos Sus mandamientos, y Sus mandamientos no son difíciles. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
1 Juan 5:3-5
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