Una nueva sociedad
- J. D. Amador Maldonado
- 23 feb 2015
- 2 Min. de lectura
Tal vez suene muy ambicioso decir que estamos formando a una nueva sociedad al trabajar en la vida de los niños. Pero es una realidad que nuestro anhelo al instruirles y formarles en la Palabra de Dios, es que ellos vivan una vida agradable a Dios.
La Biblia nos habla en varias ocasiones de hombres que sirvieron y amaron a Dios, pero sus descendientes no necesariamente cumplieron con ello. De hecho nos dice que la generación que siguió a quienes conquistaron la tierra de Canaán, no conoció a Dios, pese a provenir de una generación que vio y experimentó el poder de Dios. Por tal motivo ellos no tuvieron comunión con Dios y vivieron bajo experiencias dolorosas.
Dudo que haya alguien que no quiera dar a sus hijos buenas cosas, y que no le importe que vivan sumidos en el pecado, padeciendo lejos de Dios. Por lo tanto debemos entender que el tiempo para instruirlos es ahora, a fin de que conozcan verdaderamente a Dios.
El evangelio de Juan nos dice que la luz en las tinieblas resplandece. El evangelio de Mateo nos dice que una luz se pone en alto para alumbrar a todos los que están en la casa. En estos dos casos lo que la Biblia nos enseña es que el testimonio del creyente tiene un verdadero impacto en la sociedad.
Y si lo que hacemos hoy en día al instruir en la Palabra de Dios a los adultos y jóvenes, les lleva a ser luz en medio de esta sociedad, pensemos entonces que la formación que demos hoy en día a los niños les llevará en el futuro a ser hombres y mujeres que impacten a la sociedad con su testimonio al glorificar a Dios.
El trabajo que debemos desarrollar para alcanzar esto puede ser desgastante y seguramente nos ha de involucrar más de lo que pensamos. Pero valdrá la pena si cada uno de estos pequeños al crecer forma un matrimonio que glorifique a Dios, tiene un ministerio que edifique a otros y desarrolla una ocupación que bendiga a la sociedad.
A final de cuentas, lo que esperamos es que junto con Cristo, podamos encontrarnos en la eternidad con cada uno de estos pequeños.
Por tanto, mis amados hermanos, estén firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano.
1 Corintios 15:58 NBLH
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